Retorno.
A lo lejos, circular,
se balancea parabólica,
mujer curva
en líneas infinitas.
Yo que detesto lo estridente,
que lamento los vértices
y me duelo de lo áspero,
la deseo como si ella misma me combara,
con sus pechos en meandro,
de elíptico despliegue,
en amacar interminable.
A lo lejos reclamo a una muchacha,
que jamas sabra de mi desvelo
y si tiene a bien el tiempo
aunar puntos improbables
en gestos concomitantes,
el goce y el deseo
en convexo impenetrable.
Yo que detesto romper lo perfecto,
me conformo con lo nunca eterno,
el ir y devenir,
de una muchacha mecida en la hamaca,
que acerca y aleja el sabor de acariciarla.